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viernes, 24 de diciembre de 2010

2 Corintios 9:15

Finalmente, la celebración del mundo en torno al nacimiento de Jesucristo.

Isaías 9:6 dice "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz."

Que podamos tenerle presente durante la celebración de estas fechas, al menos en nuestro corazón.

"El Mesías" (en inglés "Messiah", en alemán "Der Messias", en francés "Le Messie") es la obra más conocida de Georg Friedrich Händel, aunque no debe ser considerada como característica, ya que ocupa un lugar único dentro de la extraordinaria colección de oratorios handelianos. Mientras en los demás oratorios de Händel puede reconocerse una marcada influencia italiana, la música del Mesías se arraiga en las antiguas pasiones y cantatas alemanas.
La obra se compuso en Londres, en 1741, con una extraordinaria rapidez (tres semanas). La costumbre vincula esta obra a la Navidad, pero no hay que olvidar que este oratorio no sólo trata del nacimiento de Jesús, sino de toda su vida. Unos meses después de ser compuesta, la obra se estrenó en Irlanda, durante un viaje de Händel, pero el gran estreno no llegó hasta 1742, en el New Music Hall de Dublín para un concierto benéfico.
Fue el libretista Charles Jennens quien compuso el texto de la oratoria, formado tan solo por fragmentos bíblicos. Jennens presentó la obra como si fuese una ópera, dividiéndola en tres actos subdivididos en escenas.
La primera parte tiene por tema el Adviento y la Navidad. Se anuncia la venida de Cristo, por lo que nos encontramos con algunos momentos de exaltación marcados de una gran intensidad expresiva.
La segunda parte ilustra la Pasión, la Resurrección y la Ascensión finalizando con el famoso "Hallelujah". Así pues, la segunda parte, que había empezado en el dolor y la tristeza de la Pasión, se llena de júbilo con el "Hallelujah" arropado por el coro, trompetas y timbales. En la tercera, se relata la victoria de Cristo ante la muerte, el juicio final y la palabra "Amen", que corona la obra.
Exceptuando la "Sinfonía" inicial, a modo de obertura o introducción, y la "Pifa", que celebra el nacimiento de Cristo, ambas para orquesta, la obra es una sucesión de arias con algún arioso y algún duetto, recitativos y coros.
Se puede decir que la oratoria de Händel aun siendo sencilla, destaca por su monumentalidad en cuanto a duración y proporciones sonoras.

A continuación, la muy conmovedora leyenda del orígen de esta obra maestra: