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lunes, 10 de octubre de 2011

Enternecedoramente conmovedor

Hay una canción de Antonio Carlos Jobim llamada "A Felicidade"/"La felicidad" cuya primera estrofa reza:
A felicidade é como a gota /La felicidad es como una gota
De orvalho numa pétala de flor/De rocío en un pétalo de flor
Brilha tranquila / Brilla tranquila
Depois de leve oscila /Después levemente oscila
E cai como uma lágrima de amor / y cae como una lágrima de amor...


Lágrimas de amor? Lágrimas de felicidad? Sí, aunque muy difícil de encontrarlas, les comparto un par de ejemplos que, además de contagiosos, dejan un dulce sabor en el alma y un mensaje abrumador respecto al planteamiento de nuestras fuentes de felicidad:

1. El glorioso momento FELIZ en que un bebito de 8 meses escucha la celestial voz de su madre (con ayuda tecnológica) y su tierna reacción ante tan insuperable momento de su corta existencia:


2. La igualmente sobrecogedora situación FELIZ de una chica de 29 años que, al igual que el bebito, con ayuda de la tecnología, experimenta la sensación de escuchar por primera vez en su vida:


Y tú? cuando fué la última vez que te sentiste FELIZ hasta las lágrimas?